EL VIAJE DE LA TORTUGA SOLITARIA

De todas nuestras nubes, esta, tenía que atracar en un árbol enorme de sal.
Navego parado de manos, sobre mi césped soy libre
y en un charco soy el rostro del pasto y brillo]
Soy el sonido que va rebotando
que no se sumerje,
el sonido que resbala,
el que no explota,
soy todo,
mas un reflejo sobre una flor rectangular,
de aroma gigante, imaginario;
y sus petalos en el suelo.
Soy un cuerpo cubierto de brisa
un respiro profundo,
un aire fresco que se desordena entre cabellos,
un ventarrón que desabotona miradas,
una cuerda rígida sosteniendo las plantas,
que le dan vida a la gente,
las que a veces sienten

que les estorba el alma.
Soy tambien la esperanza que regresa]
Cuando el aire liviano me arroje de lleno a su humedad,
Caminaré apurado, a mi paso, tanto como pueda,
buscaré mis puertas, mis ventanas, mis balcones, mis techos,
a los mios y a sus restos

y solo entonces llegará mi final
una dirección vacía sobre el cielo gris y el arrullo de mar]

LA TAPADA

Se va ofreciendo peligrosa con la astucia de la saya,
se va paseando enfundada en sus talles y aledaños]
A tu belleza menuda; al arresto, al castigo.
A la mitad de tu rostro;
a su finura resplandeciente, que en parte cubría el manto]
De techo tenias el cielo y su luz;

la mancha que se viene y tiembla ondulatoria
sobre plazas y dameros,
de sus bocas un viento tormentoso

una lanza que no se hundía
un dolor que se esparcia

entre orejas, parpados y cejas,
su misterio no se cuestiona

y la mente le da sabor a todo.
Son un capricho tiránico, implacable de coquetería.
estan plantadas entre muros de solemnes portones y zaguanes mudos,
cuidan la fiesta andaluza;
la de los jardines amplios,
de picaresca sonrisa

la limeña se esconde
bajo la sombra sutil de las tapadas
triunfadoras libertinas sobre la oración y la palabra
Lima es un vestido de mujer.

ME MIRAS, Y CON TUS MANOS ME SOSTIENES PARA NO CORTARTE EN PEDAZOS

A tu contorno, y al fragoroso teatro que se derrumba perfecto,
a tu obra, al espectáculo, a tu vaivén,
al abismo y su temblorosa voz de metal.
Y de tu cuerpo duro
un liquido frió, como el suelo
como la calle,
te sientes sucia
tan sucia como el letrero de “Piercing” colgado en el cuello de un vago.
En tu contorno el alboroto, la masa
a tu mirada de rebelión, el respiro inusitado que se desprende;
"La dimensión", que se extiende y extiende.
Desgástame
suavemente con los dientes,
mientras tus manos me sostienen

deteniendo apenas

para no córtate en pedazos.
No sonrías,
no ahora, jamas después
deja que clavado en ti
sigamos
"Desorbitados"