LA BALADA DE UN HOMBRE, Y EN SU SORDERA EL RUIDO ES UNA MUJER

Antes tu rostro tenía mil voces,

y tus besos retumbaban en mi mente]
Eras el temblor que se extendía,

el vibrar en mis sentidos, la onda que se estiraba,
como caricias largas, de suaves kilómetros por mi cuerpo.

Las que aun siento

con la intensidad sutil de un cordón de plata.
Afuera un mundo de girar agresivo, y su vorágine
su ruido desesperado,

la conmoción y su irritante duda;
un rugido que oscuro se lo traga todo]
Mi venganza es mi sordera,
Y en mi sordera
el ruido es una mujer.